lunes, 6 de enero de 2014

Ilusiones absolutas

Las ilusiones, de niños, son absolutas: es todo a nada, y es normal, son, éramos niños.
Ahora los vemos disfrutar con esa capacidad total de entrega y el sentimiento es entre nostálgico, tierno y triste porque sabemos, o deberíamos, que no existe ese absoluto, ese todo, esa entrega completa: la vida les irá dando matices, modos de sortear los grises, decepciones y alegrías que les hará ajustar sus ilusiones a una realidad para que no se las destroce cada vez que las ideen. Y es bueno que suceda, que se crezca, que se sepa parar el golpe. Que se aprenda a sortear la vida para vivirla.
Ya lo harán, ahora que disfruten de esa idea mágica y completa de creer que lo que sueñas, al despertar, salió del sueño para ser real.

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