miércoles, 11 de noviembre de 2009

Mundos perfectos

¿Y si un día no hay ya nada que decir?
¿Y si ganan la partida los libros más derrotistas de ciencia ficción, ese mundo feliz, ese gran hermano, la quema de libros a 450 grados fahrenheit, los morlocks?
¿Y si se consigue que la Humanidad deje de tener conflictos, ya sea en laboratorios o por condicionamiento?
¿Cómo sobrevivir al no enfrentamiento, a la ausencia de superación, a la injusticia, a la felicidad fácil?

Creo, sinceramente, que ese día nos extinguiríamos como humanos, incluso como raza, ya que al dejar las contradicciones atrás, al no tener que superarnos haciendo fútil cualquier decisión entre el bien y el mal, reducirnos a una sonrisa blanda, sin preocupaciones, nos anularía. Nos despojaría de cualquier necesidad de superación, deambularíamos entre una sociedad perfectamente alienante. No lo soportaríamos.

No tener que trabajar en lo que no nos gusta, conformarnos con lo que tenemos tan felices sin revolvernos por dentro buscando la manera de trasgredir las barreras que nos impiden ser..., no veo nada más aterrador. Dejar de ser humanos, débiles seres plagados de contradicciones, emocionalmente básicos, capaces de las hazañas más grandiosas y de las más deleznables, comprometiendo continuamente nuestra incapacidad para ser felices, la que nos hace recorrer más camino que si lo fuéramos.
No, no me gustaría vivir en ese futuro perfecto, mejor me quedo en un presente imperfecto, con todo lo que conlleva; dudas, errores, dolor, superación, incertidumbre, éxito y sueños, esos sobre todo. Qué haríamos sin ellos; en ese mundo perfecto sobrarían, y si eso ocurre, los humanos dejaríamos de serlo.

Quién querría renegar de sus esperanzas, quién no elegiría un libro y empezaría a memorizarlo, quién no intentaría escapar al control supremo..., sin sueños, nadie. Qué horror, que final más devastador para el ser Humano, dejar de soñar.

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