lunes, 16 de noviembre de 2009

Verlo

Un día cualquiera, normal, como todos, puede dejar de serlo de inmediato. Un accidente, un encuentro, una novedad, un giro insólito que ataca directamente la rutina, agitándola y despertándonos. Que el suceso sea bueno o malo es independiente, con que sea inesperado ya cumple.

A partir de él, se crearán nuevos movimientos, desajustándolo todo; horarios, ideas, sentimientos, acciones, pensamientos. Nada quedará indiferente, hasta que de nuevo, la normalidad lo suaviece, limando los cantos de lo extraordinario hasta que se domestique, sea manejable.

Lo bueno está en que no se necesite de un acontecimiento, feliz o no, que venga recordarnos lo que tenemos, que esa rutina no llegue nunca a ser una losa, que las horas no se repitan, que las pequeñas cosas se encarguen de diferenciarlas, recuperando esa capacidad infantil, incansable, de sorprenderse siempre con lo mismo, porque un niño jamás ve nada igual. Saben que cada piedra del camino cuenta una historia y que si las sabes escuchar, nunca es la misma.

Es convocar conscientemente el asombro, el descubrimiento y la añoranza que teníamos, o tenemos, cuando las circunstancias nos eran, o nos son, novedosas. Intentar ver lo viejo como nuevo. Las personas sentenciadas por una enfermedad mortal e inminente, apuntan que aquello que despreciaban por habitual ahora lo encuentran de lo más excepcional, ven lo que habían dejado de mirar. La vida.

Uno se habitúa sólo a respirar y quizá eso sea el problema.

3 comentarios:

  1. El juego de robarle un beso cada noche a tu hijo a la hora de acostarle, disfrutar de la risa que ese juego le provoca, sentir la misma alegría y el mismo placer, repitiendo noche tras noche el mismo ritual.

    Sí, solo hay que verlo.

    Mil besos, mil abrazos

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  2. Que verdad , que adsurdo no poder valorar lo que tenemos ,el estar vivos .Es preferible apreciar lo que no se puede tener , que tener lo que no se es capaz de apreciar . Yo me siento afortunada por apreciar lo que tengo, tu amistad de un valor incalculable. un fuerte beso nos vemos.

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  3. Tus fragmentos hacen que los momentos sean instantes...esos que nos despiertan y a veces nos cortan la respiracion, para recordarnos que debemos seguir respirando

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