lunes, 8 de febrero de 2010

El caracol

"¿Por qué lloras?" "Lo tenía cogido bien fuerte. Y mira, ya no está" La niña lloraba con una pena tan grande que era imposible no querer enterarse del porqué.
Por lo visto, se había encontrado una piedra muy bonita y encantada de tenerla, no quiso que nadie le guardara el tesoro. Estuvo arriba y abajo con la piedra en su puño, supongo que abriéndolo de vez en cuando para admirarse del hallazgo, contenta de esa piedra en forma de caracol, puede que fuera un fósil. No sé. Se perdió.
La niña, por mucho que intentara retener el caracol de piedra, no dejó de jugar, y tuvo que aprender que por encima del deseo de mantener una postura firme -en su caso el puñito cerrado-, la realidad de uno mismo acaba imponiéndose -no es posible mantener la mano cerrada corriendo, columpiándose y saltando-, es como querer retener un puñado de arena; cuando más aprietas, más rápidamente se va. Son tan difíciles de conservar esos granos juntos como de mantener las ilusiones intactas: hay que hacer equilibrios para que no se acaben esfumando del todo.
La niña vio con horror su palma vacía. No sólo había perdido el fósil, sino que se había fallado a sí misma, había sido tozuda no permitiendo que su madre lo guardara en el bolso. "No, mamá, quiero jugar con él, y él también conmigo. Para eso me lo encontré yo". Y ahora, por mucho que su madre la acompañe a todos los sitios donde estuvo correteando, es casi imposible que lo recuperen.

Pero lo intentó. Y ya es mucho.


1 comentario:

  1. "..cuanto más aprietas, más rápidamente se van.."
    Que cierto con la arena y con todas las cosas en la vida, cuanto más intentas retener algo, más rapido desaparece ese algo...y es que a veces basta con perder el miedo a perder, darle libertad para que se quede contigo o se marche y vuelva..

    "...como de mantener las ilusiones intactas..."
    La vida va cambiando y las ilusiones con ella, unas se quedan en el camino y nos vamos encontrando otras nuevas que nos llenan de felicidad...

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