domingo, 25 de agosto de 2013

Complejidad sencilla

¿Qué es vivir?
Biológicamente está claro, hay un organismo que respira, cumple sus funciones vitales básicas y muere.
Pero, no sólo es eso, seguro que no.
La metaconciencia; ese conocimiento íntimo, y a la vez colectivo, en el que aprehendimos que estábamos vivos porque un día dejaríamos de estarlo, que nos separó de los primates hace ya miles de años -aunque no tantos como para que nos lo creamos demasiado-, y que vino a dar sentido -y confusión- a la vida.
La carga de ser conscientes del paso del tiempo, la necesidad de no pasar por nuestra vida en balde, simplemente respirando, nos crea la grandeza y la angustia de aprender a vivirla.
Cada uno la entiende a su manera, pero en todos subyace esa inquietud, ese punto un tanto incómodo, ese vacío ante los días que cada día comenzamos: El preguntarnos qué hacemos, por qué estamos aquí, qué queremos de nosotros, es inevitable. Por supuesto, que unos se lo preguntan rapidito, otros intentan ni enterarse de que se lo cuestionan, los hay que se lo plantean demasiado y los que buscan el equilibrio entre la falta real de respuestas y el hecho innegable, de que aún sin ellas, se sigue viviendo.
Lo que cada cual se responda es, en gran medida, el patrón básico de cómo irán moviéndose por sus días. Y esas respuestas, además, irán cambiando con ellos a lo largo de sus experiencias vitales. Así la contestación a la pregunta, ya de por sí difícil, se multiplica en complejidad.
Se podría decir que la vida es lo que se va viviendo, que no existe ningún plano base sobre el que rectificar tabiques al gusto, que lo que a uno le sirve, al otro no, que sólo se saben las actuaciones correctas aposteriori, cuando ya no hay esa segunda oportunidad para rectificarlas. Hay que tirar de intuición, conocimientos, riesgo y fe, fe de que hagamos lo que hagamos, en realidad, lo hacemos bien, ya que eso es vivir: actuar con respecto a la conciencia que tenemos en cada momento con los recursos de los que disponemos en ese preciso instante.
Vivir es saber que la vida depende de uno, a pesar de tener la sensación de que es todo lo contrario. Y que sólo se puede actuar de segundo en segundo. Hoy será ayer, así que hay que mirar bien qué se hace hoy, ahora, porque no sólo nos va configurando a nosotros mismos, sino que vamos edificando lo que seremos.
Vivir, qué sencillez abrumadoramente compleja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario