lunes, 5 de octubre de 2009

Redes Sociales

Los humanos somos seres sociales. Hasta ahí bien. Vivimos en redes interconectadas y jerárquicas que nos van dando la pauta de lo que se nos permite y de lo que no, dependiendo de la sociedad habrá unas normas, unas reglas del juego que marcarán y señalarán. Bien. Cada uno puede explotar la faceta social que más le convenga, y si sabe usar bien las cartas dadas, aprovechará lo mejor de ese entramado que le tocó en suerte.

Saliéndonos del tema social, entramos en el terreno de la amistad y relaciones puramente de apoyo, ahí las normas de la sociedad en las que nos ha tocado movernos también tiene algo que decir, pero ni nos damos cuenta; nos juntamos con quien más a gusto estamos o con aquellos que pueden favorecernos y viceversa, vamos adquiriendo amigos, por llamarlo así, según vayamos evolucionando o necesitando. Aunque ahora, más que nunca, la tecnología ayuda, los principios básicamente son los mismos de siempre; afinidad, necesidad de compañía, ocio, etc. También en este apartado hay quien tergiversa el tema, torciendo para sus propios fines la amistad de los demás para conseguir propósitos más allá de lo que debería ser el límite; los manipuladores, envidiosos, trepas…, todos sabemos quienes son. Y siempre ha habido y habrá. Al fin y al cabo sólo somos humanos.

Hay otro apartado, que podríamos llamar de los indeseables, es decir, los que nos toca en suerte tener que aguantar por convivencia, cercanía, conveniencia o imposición, son gente a la que no nos habríamos acercado ni en sueños sin esos compromisos. Ese grupo aparte de personas lastra; quién no ha deseado la muerte lenta y dolorosa de un vecino, o varios, especialmente ruidoso, pesado, antipático, metomentodo, y cantamañanas; todos tenemos como mínimo a uno, ese del que huimos y damos un rodeo para no entrar con él en el ascensor. Viene a engrosar el grupo los parientes enojosos, políticos o no; pesados inoportunos; visitas de compromiso, personas en general que no llamaríamos amigos, quizá tampoco enemigos, pero con quienes no estamos a gusto. Está todo dentro del ser social.

Supongo que somos un nudo dentro de una red de nudos que se atan y se desatan dependiendo de la calidad del hilo. Puede que si llegamos a estar en una buena posición en la red, sin estar rodeado de nudos asfixiantes y más o menos a nuestro aire, es que hemos hecho un buen trabajo con eso de ser un animal social.

3 comentarios:

  1. Uh...tema complicado donde los haya...

    Creo que merecen especial mención, dentro del grupo de los indeseables (que lo son, y mucho), aquellos a los que podríamos llamar "individuos parásito", bien porque en una conversación de escasos minutos consiguen apoderarse de horas de tu energía vital, o bien porque te sangran lo que no está escrito.

    Suerte que siempre nos quedan aquellas personas que hemos elegido, por voluntad propia, y que están dispuestos a compartir su energía (o lo que se tercie) con nosotros.

    Un saludo Eva ;)

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  2. Sí, esos individuos parásitos, yo los llamo vampiros urbanos, porque no se alimentan de sangre, como los de las leyendas de la Europa del Este, sino de nuestra energía y buena disposición, pero el trabajo de dejarnos sin fuerza vital es igual de efectivo.
    Vade retro satanás.

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  3. Jajaja, me colgaré al cuello una ristra de ajos antes de salir de casa. Vade retro! jaja

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