Lo cerca que se pasa al lado de las desgracias.
Casi siempre solo nos rozan; un coche que maniobra tan cerca de ti que te vuela la ropa, un tropiezo que te habría precipitado escaleras abajo, una tapa de alcantarilla medio rota vista a tiempo y salvada, un golpazo de manillar que te evita una caída grave... cientos de ejemplos que vienen a confirmar que aún se te quiere entero.
Pero al contrario también sucede, cuántas veces, al explicarnos alguien el accidente tonto ese, cuando se rompió una pierna o aquel otro que lo dejó casi muerto, nos damos cuenta de que tampoco tiene lógica ninguna: No se sabe por qué los accidentes acechan a diario y algunas veces logran su propósito y otras no.
Lo llaman, azar, o no era tu hora, o destino, o lo que quieran, pero nadie sabe aún el porque de esas amenazas reales emboscadas por las esquinas de la vida cotidiana.
Puede que sea simplemente la cuenta atrás.
Casi siempre solo nos rozan; un coche que maniobra tan cerca de ti que te vuela la ropa, un tropiezo que te habría precipitado escaleras abajo, una tapa de alcantarilla medio rota vista a tiempo y salvada, un golpazo de manillar que te evita una caída grave... cientos de ejemplos que vienen a confirmar que aún se te quiere entero.
Pero al contrario también sucede, cuántas veces, al explicarnos alguien el accidente tonto ese, cuando se rompió una pierna o aquel otro que lo dejó casi muerto, nos damos cuenta de que tampoco tiene lógica ninguna: No se sabe por qué los accidentes acechan a diario y algunas veces logran su propósito y otras no.
Lo llaman, azar, o no era tu hora, o destino, o lo que quieran, pero nadie sabe aún el porque de esas amenazas reales emboscadas por las esquinas de la vida cotidiana.
Puede que sea simplemente la cuenta atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario