jueves, 29 de marzo de 2012

Relato. 1 Parte, El Carillón

-¿Quién?-
-¿Doña Elisa? Soy Félix Aucina, quedamos el lunes para hablar hoy miércoles.-¡Ah, pase! -y un timbre estridente y prolongado sonó, durante el tiempo que la dueña consideró necesario para que el detective empujase y abriese la puerta del portal.
-¿Ya? -espetó la voz metálica del telefonillo.
-¡Ya! 
-El quinto.
Félix esperó al ascensor que era de esos antiguos con mucha filigrana en las puertas y mucho chirrido en el subir y bajar. Una vez dentro, el sentirse apresado en una jaula oriental fue el estado de ánimo que le acompañó durante todo el trayecto.
En el descansillo habían cuatro puertas, pero Félix no dudó. Una de ellas estaba entreabierta. Se acercó a ella y con los nudillos la golpeó suavemente.
-Sí, pase usted, pase -cosa que hizo-, perdone pero es que me ha pillado con algo al fuego -la mujer apareció tras una puerta que él supuso la cocina.
-¿Quiere que me acerque más tarde?
-No, por Dios, no molesta. Es que le estaba preparando a mi madre su leche, a ella le gusta calentita, es muy friolera y eso la entona -inmediatamente añadió- ¿Le apetecería tomar algo con nosotras?, ¿un café con leche o un chocolatito?
-Pues un café no me iría mal, mire. Si no es molestia, claro. 
Félix previó una tarde larga y casera, lo cual no le importó en absoluto.

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