lunes, 5 de marzo de 2012

Desde dentro

Cada nota tiene un color, cada color se puede asociar a una emoción que a la vez se puede asimilar a una situación. La física nos trae lo intangible, nos dibuja la melancolía sonando en tono menor, en grises azulados, con olor a niebla reflejada en lagos plateados; la ira, de acordes aumentados, roja, veteada de terribles tonos negros, oliendo a furia, a ruido; la alegría, en contrapunto, brillante, suavizada por matices verdes, amarillos, ocres, impregnando el ambiente de olor a yerba fresca, a rocío tímido.
Lo interno, lo inexplicable, lo que sentimos y no sabemos definir, nos invade, necesitamos de lo externo, de su explicación, de entendernos y concretarnos. Si nos observamos, si vemos lo que realizamos o cómo, tendremos la expresión física de lo que nos remueve por dentro, en todo; los pasos al andar, más firmes o torpes o quedos; la letra, más suave, redonda, picuda..., lo que hacemos nos informa de nosotros mismos, de esas emociones que nos invaden, siempre, aún cuando no lo sintamos. No solo cuando se nos desbordan están ahí. Nos acompañan, nos guían, nos indican que vamos bien o mal o no vamos.
Hay que estar atentos a lo que nos sucede, abservándonos ser, sintiéndonos movernos, comprendiendo a cada momento qué color, qué aroma, qué armonía tocamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario