miércoles, 17 de noviembre de 2010

Excusas

La de vueltas que se dan para no hacer lo que se tiene que hacer. Antes de ponerse a la faena, parece que se necesite rondarla, ya sea estudiar, escribir, pintar, hacer las camas..., uno sabe que lo ha de hacer, y lo intenta, y se sienta y entonces recuerda que tenía que mirar algo, lo mira, se sienta, entonces piensa que no, que antes ha de coger esto o lo otro, lo vuelve a retrasar. Se vuelve a situar, se vuele a desubicar, y así hasta que finalmente, ataca la faena y ya con el tiempo más justo del que hubiera tenido si hubiese empezado cuando comenzó a intentarlo, se le llevan los mil demonios por no tener tiempo.
Pero al día siguiente sucederá tres cuartos de lo mismo. Eso sí, si se dispone de tiempo, si no, la verdad, ni te lo piensas, te sientas y lo haces de un tirón para luego salir corriendo al exterior.
Es como si al disponer de más tiempo, lo utilizáramos peor. Mira que nos gustan las paradojas en esto de movernos contra la entropía.

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