lunes, 15 de noviembre de 2010

Sesgos

Solemos creernos lo que nos dicen, es parte de la economía que usa el cerebro; esos caminos cortos que utiliza para no sobrecargarse: los sesgos, que básicamente clasifican la información excesiva que lo rodea de una manera muy particular. El sesgo de autoridad, hace que tendamos a creernos todo lo que venga de alguien a quien le demos esa facultad, ya se por cargo, vestimenta o lo que sea que nos imponga.
También está el sesgo halo, donde damos a la persona, por extensión, virtudes que no posee sólo por el hecho de que tenga una.
En la mente individual se dan docenas de sesgos que hacen que la realidad sea distinta para cada cual, por eso es tan difícil coincidir en dos versiones parecidas de un mismo hecho, por eso, y porque también por economía, tendemos a no comprobar si la información es o no verdadera, no falsamos, y eso nos lleva a errar más de lo que querríamos.
La mente se defiende de la sobrecarga, pero la personalidad ha de ser más lista y exigirle más; pensemos más allá de lo que creemos. Funciona.

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