miércoles, 2 de marzo de 2011

Juegos y juegos

Los niños juegan a ser adultos.
En sus juegos simbólicos tratan siempre de imitar los roles que ven en la gente grande y los adecuan a su mundo infantil para empezar a conocerlos; imitarán las acciones de sus padres y las gentes más cotidianas para ellos.
Lo que se suele ver es a niños jugando a profesores y alumnos, a enfermos y médicos, a amas de casa, oficinistas..., repiten los diálogos que asimilan, y si se está atento, se ve el reflejo, desde su comprensión, del mundo que se habita como adulto. Es una experiencia perturbadora y tierna a la vez: ves por sus ojos lo que tiene de absurdo y solemne tu propia vida.
Lo más terrible es ver a niños jugando a fusilamientos, a guerras, a masacres, y la última imagen que he visto; a inmolarse por la causa, despidiéndose de los amigos y aniquilando, con su sacrificio, a los infieles.
Ese mundo que muestran, tan real como colegios y hospitales para ellos, es un mundo al que no deberían aprender a vivir, a perpetuar, a normalizar.

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