lunes, 16 de mayo de 2011

Miedo

Todos entendemos lo que es una pesadilla, el miedo, el espanto, aunque el motivo de terror no sea el mismo para todos.
Hay quien teme a los insectos, otros a los fantasmas, puede que uno a la oscuridad o a los sitios cerrados. Da igual, el escalofrío que nos recorre la espalda es idéntico sea cual sea la imagen que nuestra mente nos proyecta cuando se habla de miedo.
Y lo que más espanto provoca es la nada; el no saber, el tener que imaginar qué habrá al otro lado, ya que cada uno verá lo que menos quiera ver: su propio pavor.
En 1984, la novela de George Orwell, la tortura final, la que acaba con la cordura y la resistencia de todos y cada uno de los ciudadanos rebeldes, está en la famosa celda 101. Ahí cohabitan todos los horrores posibles. Se despacha el terror a la carta: saben qué aborrecen, qué es lo único que no lograrán superar jamás y los enfrentan a ello, sin aspavientos, sin decorados ni preámbulos, los dejan para que arrostren lo que nunca podrán superar.
Qué arma espantosa usar tus propios demonios desde fuera de uno, para hundirte. Y eso es algo que se hace más allá de la literatura.

2 comentarios:

  1. Me gusta este post. Sigo sin saber a que tienes miedo.

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  2. Es algo privado, fíjate, los miedos los metemos en esa parte de las emociones más íntimas y oscuras.. nos hace vulnerables, y eso no nos gusta...
    sí, lo sé, no he contestado...

    besos

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