viernes, 13 de mayo de 2011

Multitudes

Las relaciones humanas son extrañas.
A veces, entre la multitud, pienso qué sucedería si hablase con alguna de las personas que la crean, como si fuera amigo; seguro que se apartaría, incómodo por la situación. Solo nos dirigimos a quienes conocemos, con quienes tenemos una unión. Es un modo claro de defensa ancestral, los enemigos atacan desde el desconocimiento.
En occidente, además, somos más reservados y celosos de la propia intimidad, no se suele hablar, así como así, con un desconocido. Cosa que evita peligros pero también sorpresas agradables.
Las gentes miran a quienes conocen, por eso la fama es terrible para quien la provoca, porque le desbordan las miradas de los que creen saber de él; lo han visto, pero él, no a ellos: situación terrible sentirte que todos te conocen y tú no sabes ni el nombre de los que te miran con familiaridad.
Al revés, ¿cómo sería? ¿conocer a todos sin que nadie te conociera a ti? También espantoso. Nadie que te mostrara simpatía de los que reconoces.
Son ideas que surgen cuando camino entre multitudes. Ideas múltiples.

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