domingo, 22 de mayo de 2011

Pasos

La única manera de llegar a cualquier lado es paso a paso. No hay más.
Cuando se ve la montaña que tienes delante y quieres subir, o la distancia que hay entre tus pies y la meta que ves allá lejos... te entra un escalofrío de impotencia y cansancio, que no es nada aconsejable, si hay que emprender la marcha.
No hay que mirar demasiado lejos, una vez visto el horizonte, y andar, tramo a tramo, y la cima, o la meta, o la palabra fin, o ese bebé convertido en adulto, esa nota final, casi siempre la tónica, no será algo inalcanzable, sino manejable, cotidiano; será el mismo paso.
Lo que falta mejor ni mirarlo: solo soñarlo, imaginar cómo será llegar hasta ahí. Si lo controlas exhaustivamente, te desmoralizas, decaes, comprobando lo que queda; como cuando mirabas las páginas que había que estudiar y comparabas el grosor con las que ya te sabías. Con la primera hoja hecha, y las mil que todavía quedaban, era una empresa titánica.
Así que mejor soñar, y dar un paso detrás de otro, detrás de otro.
Se llega.

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