sábado, 12 de mayo de 2012

Relato. 3 Parte, Némesis

De esos casos tengo varios. Personas a las que conoces en sus actividades, conversaciones, acontecimientos pero a las que no puedes saludar y saciar tu curiosidad directamente, porque ellas no te conocen a ti.
     En ese andar mío, sin saberlo, me topé con la primera experiencia de lo que ahora soy. Escuché una conversación construida por unas palabras que me llegaron nítidas desde una de esas terrazas provisionales que instalan en verano. 
-Pues como te dije por teléfono si no llego a tropezar con ese tipo en medio de la estación, hoy no lo cuento.
-¿Pero qué pasó?.
-Pues eso, que el hombre salió de no sé dónde y tropezó conmigo. Yo me caí y mi maleta se abrió. Todo por el suelo, y el autobús a punto de salir. Tuve que recogerlo todo. Por mucha prisa que me di no llegué a coger el autobús.
-Pues menos mal, ¿no?.
-Sí. Ahora los que fueron en ese autobús están muertos... y yo gracias al  que él me tiró al suelo, estoy vivo.

Oírlos había sido fácil pero yo quería verlos, y al girarme disimuladamente para conseguirlo, me llevé un sobresalto. Al lado de los dos jóvenes que conversaban, paseando, estaba la mujer que me había pedido un café y un bollo esa misma mañana.

El segundo sobre lo recogí del buzón al día siguiente, aunque ahora sospecho que fue echado la misma noche que el primero. También azul. Y era inquietante:
 “Con nosotros encontrarás tu camino”.
Ahora parecía provenir de una de esas sectas no tan inocuas como parecen que surgen y desaparecen a cientos. Con cierta aprensión lo puse junto con el primero.

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