domingo, 13 de mayo de 2012

Relato. 4 Parte, Némesis

 Pasó una semana en la que nada relevante sucedió, casi olvidé el asunto de los sobres. Mi ánimo también se había olvidado de sus anhelos, volviendo a adormecerse. Todo empezaba a adquirir, de nuevo, la pátina del tedio.
Ahí estaba yo, un lunes, sirviendo cafés y tapas cuando la volví a ver. Mi cuerpo se estremeció, no sé si de miedo o de alivio. 
Estaba sentada en una mesa y de alguna manera, tuve la certeza que estaba relacionada con los sobres. No quise atenderla, temía acercarme a ella, ya lo haría cualquier otro. Pasó bastante rato y nadie iba, sin darme cuenta apenas de lo que hacía, urgí a mi compañero que fuese a atenderla.
 
-Juan, ve a ver que quiere la señora de la mesa seis.
-¿Qué señora?
-La de la seis.
-Carmen, en la seis no hay ninguna señora.
-Claro que hay. Mira  -le dije crispada.
Y los dos miramos.
-¿La ves ahora?
-No, no hay nadie -le miré de reojo. No bromeaba, es más, estaba a punto de enfadarse. Dirigí mis ojos hacia ella.
No era posible que no la viera. Estaba sentada con las manos apoyadas en la mesa seis. Ahora me estaba mirando tranquila, a sus ojos se asomaba una advertencia. Con un escalofrío le dije a mi compañero que ya se había ido, que sentía haberle gritado y Juan se fue a seguir atendiendo a otras mesas, rezongando.
Me acerqué medio temblando cuando Juan entró a la cocina, dejándome sola.
-¿Quién es usted? ¿Qué quiere? 
-No te asustes -notó mi miedo-. No soy ningún fantasma -leyó en mi mente-. Ya te lo diré.
-¿En un sobre? -me oí decir.
     En ese momento un cliente me reclamó desde la barra, empecé a dirigirme hacia allá y cuando me giré para pedirle que no se fuese, ya lo había hecho. No estaba. No pude recordar sus rasgos.

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