viernes, 7 de septiembre de 2012

Imágenes de plata

Ver fotos propias o ajenas siempre es inquietante.
Si lo que muestran no lo conoces, te sumerges en ellas, observando sus imágenes, adentrándote por las calles nunca pisadas, mirando las gentes inmortales desde ese instante etéreo.
Puede que la fotografía sí la reconozcas, pero que el tiempo, tacaño, no la ha dejado evolucionar y te sea tan ajena como la que no has visto nunca, y mires rostros que ya no son así, solo reconocibles por las miradas, o calles que han cambiado en sus tiendas, topografía, en las modas de los escaparates.
Las fotos inalterables nos recuerdan que todo cambia, que nada queda atrás. Ni los muertos, ni lo desconocido, ni lo familiar. Ni nosotros.
Verlas es anticipar un futuro recordando un pasado, no tienen presente, solo el que se crea cuando las miramos; ese momento siempre renovado al ver lo eternamente estático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario