viernes, 14 de septiembre de 2012

Relato. 1 Parte. Libros

La primera vez que ocurrió fue a causa de una doble doblez en varias páginas de un libro de la biblioteca.
La curiosa cicatriz me sorprendió; aunque eso no es indicativo de nada, mucha gente al dejar de leer, tortura la hoja doblándola, convirtiéndola en señal a la espera de salirse de su realidad para poder abandonarse en la que el libro les hará vivir.
Lo curioso en este caso era, que cada una de las hojas-señal del libro estaba doblada dos veces; eran dos triángulos, uno dentro del otro, en las esquinas superiores de las páginas. Eso me llamó la atención; no veía razón alguna en ese doblar doble, innecesario totalmente, era una manera de marcar original y costosa y me quedé imaginando quién podría haber hecho eso: quizás una persona concienzuda, podría ser que hasta la obsesión, con mucho dominio de sí misma y desde luego, con poco respeto hacia los demás.
 Al rato, ya no le di mayor importancia al asunto: con unos cuantos capítulos, el libro me atrapó lo suficiente, como para olvidarme del lector anterior: cuando leo mis ojos no ven letras, sino vidas. Las hojas dejan de ser de papel para convertirse en ciudades, caminos, personas. Mi vida pasa a ser la de otros y la que me cuentan se funde en la mía.


La segunda vez que me ocurrió algo parecido, fue un poco más elaborado y sucedió con uno de los libros de la biblioteca de mi barrio. Yo estaba dando vueltas por los estantes en busca de uno de ellos.
Cuando era niña, pensaba que eran los libros los que te elegían. Eran como potentes imanes que te hacían parar justo enfrente. El que te elegía se destacaba de entre los demás; su lomo era más brillante, su título te interesaba, encendía tu imaginación, ansiabas leer su contenido, no tenías paciencia para llegar a casa, abrirlo y dejarte devorar por sus hojas, que no notarías pasar, mientras los otros, que no te habían elegido, se apartaban sutilmente hacia atarás, en sus estantes, opacos, disimulando su presencia, esperando el turno de caer en mis manos algún otro día, cuando estuviese preparada.

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