jueves, 28 de enero de 2010

Sólo un instante en el Tiempo. Eso somos.

Qué extraños somos los humanos, raza supuestamente racional, diferentes al resto por nuestra metacociencia, el lenguaje, la consciencia del tiempo, la curiosidad, los errores sistemáticos, las preguntas universales incontestables, el afán de superación, la necesidad de aprobación.

Que evolución más extraña hemos tenido, siendo unas de las criaturas más frágiles de por aquí, nos hemos adaptado a los medios más hostiles, reproduciéndonos y habitando cualquier parte del planeta, indiferentes al clima, al potencial alimenticio, a la geografía. Nos adecuamos a lo que sea. Si no hay carne, ya nos buscamos la vida--entre ellas la antropofagia--. Si no hay suficiente sol, pues la piel se nos hará más blanca para asimilarlo mejor. Qué es excesivo el calor, la pigmentación llegará al negro. Creamos sociedades con las ideologías necesarias para sobrevivir, tanto a lo geográfico como a lo histórico, que van evolucionando a la vez que los cambios topológicos y sociales.

Vinimos para quedarnos, está claro. Sólo que no para siempre. Eso no lo vemos tanto. Y deberíamos, porque una cosa es adaptarnos al medio y otra, bien distinta, cambiar el medio más allá de lo prudente. Somos una raza extraña que depende demasiado de lo que no poseemos y tendemos a apropiarnos de lo que nos sustenta. Habría que ver dónde acaba la evolución y dónde empieza la destrucción.

De todos modos, aunque no lleguemos a ver los límites, el planeta lo hará. Y otra especie vendrá a ocupar el espacio que ahora creemos exclusivo nuestro. Nosotros, un mínimo punto en el tiempo evolutivo real.

2 comentarios:

  1. Hay cosas, Eva, que nunca se dicen lo suficiente. Y la que tú acabas de expresar tan bien es una de ellas.
    Un fuerte abrazo,

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  2. Vivimos para quedarnos o nos quedamos porque estamos vivos? Cambiamos porque estamos vivos, si no, es que estamos muertos...

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