lunes, 29 de marzo de 2010

Cambiamos continuamente

Hay sucesos en la vida que nos marcan un antes y un después.
En ese momento, a veces, intuimos que algo nació o murió delante de nosotros, que nada será igual a partir de ahí. Otras, es sólo al sentir que el día a día no marcha como siempre, cuando investigamos y nos ponemos delante de lo que nos rompió el preacario equilibro, situándonos antes ese inciso vital que nos separó de nosotros mismos, otra vez; la rutina tendrá que amoldarse, los pensamientos mudarse, los sentimientos reagruparse: volver a instaurarnos en las horas.

Al final, da igual que lo que nos trastocara nuestro mundo fuera bueno o malo, hemos de asimilarlo, renacer, entendernos con ese nuevo cambio, amoldarnos a esa molestia que vino a irritarnos la comodidad. Hacerla perla.

Nunca somos del todo los mismos, nuestra actividad diaria puede serlo, pero jamás nosotros, aunque sólo seamos conscientes de esa desigualdad interna cuando algo viene a arrojarnos a ese vacío que se nos viene encima ante la pérdida de la seguridad creada para creernos que siempre somos los mismos.

1 comentario:

  1. Somos los mismo, como la estalagtita, la estalagmita, los árboles.... seres que crecemos y lo que cambian son nuestras dimensiones, no nuestra esencia. Si no, no nos reconoceríamos, no nos amaríamos...

    ResponderEliminar