miércoles, 26 de enero de 2011

El zorro

Cuánta razón tenía el zorro del Principito, y qué bien le enseñó a domesticarle: primero, tener paciencia con la desconfianza; más tarde, habrá una ligera aproximación; poco a poco, la distancia entre la recompensa por acercarse y él, se irá acortando, acortando, hasta recibirla en las propias manos.
Una vez conseguida esa confianza, la que confirma que no te van a herir, se empieza el camino real: se convive, se crean vivencias conjuntas; la vida se hace entre los dos y es plena, y se quiere repetir, y no se recuerda que en un tiempo, eran extraños.
El zorro ya no será, nunca, uno más, se le distinguirá entre cualquiera de su especie, sus características destacarán, será fácil reconocerlo y el Principito dejará de ser un niño, será El Niño.
Es cierto, aquel o aquella que nos domestique, o a quien domestiquemos, a quienes hagamos y nos hagan amigos, serán especiales y querremos conservarlos contra viento y marea.
Pero también es cierto que de esa amistad, de esa domesticación, surgirá el dolor, la preocupación y las lágrimas.
Es la otra cara de la moneda; cuando alguien nos importa, lo hace con todas las consecuencias. El dolor y la felicidad, siempre van de la mano.
Eso es lo que el zorro le quiso advertir al Príncipe, y eso es lo que hemos de asumir cada vez.

1 comentario:

  1. Amopr y odio, felicidad y dolor... verdad y mentira salvación y condena... son todo frutos de la mente, enla vida, en el universo no hay nada de una ni de otra, es, lo que es y no hay más.
    Se nos ha enseñado a coger lo bueno y rechazar lo malo, sí, pero qué es bueno o malo en general... Al zorro tal vez le daba igual y le obligamos a elegir y ahí está tal vez su perdición... o no, quien sabe

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