lunes, 3 de enero de 2011

Opciones

La gente suele tener miedo de los sentimientos, da igual que sean positivos o negativos; les temen.
Sí, la gente se asusta igualmente tanto de la felicidad como de la tristeza, no sabe qué hacer con la melancolía ni con las risas. Se desbordan.
Las emociones son eso, algo que no podemos controlar, que nos invaden, nos inundan y luego se marchan dejándonos solos, intentando recordar cómo eran, cómo nos hicieron sentir. Son grandes oleajes que chocan contra las rocas de nuestro ser. Y sí, las tememos, se prefiere lo controlado, lo conocido, aquello con lo que hemos aprendiendo a mantener el equilibrio.
Y desde luego las emociones, todas y cada una, son lo que se quiera, menos equilibradas. Nos pasan por encima, nos venga bien o mal.
Solo tenemos dos opciones: disfrutar de ellas en el momento en el que nos suceden o no. En ambos casos se irán igualmente, abandonándonos como una resaca, pero con la primera elección, al menos, habremos estado a la altura del sentimiento, habremos sido espuma y choque contra nosotros mismos a la vez de ser contra quienes rompían.
La tristeza, la pasión, la melancolía, la rabia, el miedo, la esperanza... todas ellas nos vienen a despertar, a sacudir, a hacernos pensar, vivir, soñar, sufrir... y qué es vivir sino eso.

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