martes, 4 de octubre de 2011

Extraño

La infancia es un universo extraño; de niños nos llegan solo jirones del mundo adulto, retazos incomprensibles a los que vamos dando significado, a nuestro modo, con ojos inexpertos de personitas que no entienden unas normas más allá de lo superficial, así que repetimos, a modo de juego, lo que vemos, siempre mitificando a los adultos más cercanos a nosotros, por esa necesidad vital de agradar y que nos acepten.
Además de la poca información que tenemos de lo que vamos descubriendo, o por eso mismo, empezamos a aplicar nuestra propia lógica, nuestros esquemas vitales y reestructuraciones, que irán cambiando con respecto a nuestro crecimiento, iremos contrastando lo que creímos con lo que la realidad, a veces con mucho dolor, nos presenta.
La primera vez que nos topamos con una injusticia, comprobamos que nuestra idea era errónea o vivimos sin nuestra protección de fantasía, es cuando comenzamos a salir de ese mundo, único, terrible y maravilloso de la niñez: el que nos espera será menos luminoso, pero en él hemos de, no solo crecer, sino ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario