viernes, 28 de octubre de 2011

Relato: Sueños y Realidades

“No puedo. Lo siento, no insistas”. Jorge, dolido, sin entender muy bien por qué ahora que sí podían, ahora que las palabras dichas y los sueños compartidos durante más de un año en esa misma terraza, todos los jueves, iban a ser realidad, y nunca más esperanzas, ahora, ella le dijera que no. Un no rotundo; eso se siente. Ese “no” que cae en medio de todo rompiendo con estruendo cualquier posibilidad. La miró: sí, era ella, vestida con ese traje rojo que tanto le gustaba. No se atrevió a internarse en sus ojos verdes, le daba miedo no reconocerlos. Dejó que el silencio apartase el eco de la negación, muy presente sobre la mesa, ante esos cafés a medias aún, que nunca los apurarían; no había ganas de seguir tomándolos.

Había encontrado la manera de que sueño y realidad coincidieran. Ni su trabajo ni su familia ni su miedo al cambio le estorbaron, cada jueves vivía la vida que nunca pensó vivir: al lado de esa mujer que casualmente se encontró hace ya un año, ahí mismo. Pensó que el azar se había puesto de su parte y así se lo dijo y ella asintió, compartiendo idéntica sensación.

Y ahora era “no”.

Ella, de rojo, no se había esperado nunca esa propuesta de realidad. Solo quería vivir el sueño; lo que la mantenía viva. Su vida era anodina; casada con hijos ya mayores, con un trabajo vulgar, rodeada de conocidos que no la llenaban, que un día decidió ser otra, vestirse diferente, peinarse distinta y echarse a pasear y a hacer todo lo que ella, la otra, no hacía. Fue una experiencia intensa, gratificante, emocionante. Cuando llegó a su casa, se metió en su rutina pero aún temblando: tenía doble vida. Era quien quiso ser cuando empezó a soñar; decidida, arriesgada y temeraria. Y además, al siguiente jueves, cuando volvió a desdoblarse, ante un combinado extravagante, se le acercó él, Jorge, y como esa otra que era, entabló conversación y compartió una ilusión, viviéndola de verdad cada jueves.

Nunca creyó que él viniese con el sueño para convertirlo en real. Mientras se lo iba proponiendo, con entusiasmo y brillo en los ojos, ella veía a donde abocaría esa realidad; a la que ya tenía: días iguales, compromisos familiares, compras en el mismo barrio, domingos tediosos.

No iba a permitir que la realidad rompiera su doble vida, su ilusión de vivirla. Jamás dejaría que se estrellara contra los días con sus horas de verdad.

2 comentarios:

  1. Ese “no” que cae en medio de todo rompiendo con estruendo cualquier posibilidad.

    Solo cuando asumes ese "no", distingues el sueño de la realidad, y puedes seguir contigo: soñando dormida, viviendo despierta.

    ResponderEliminar
  2. los "noes" han de ser escuchados... al igual que sus opuestos los "sies", ambos pautan el ritmo..

    ResponderEliminar