viernes, 14 de octubre de 2011

Reseña. Quién parpadea teme a la muerte

La editorial Minúscula ha sacado otro gran título: “Quien parpadea teme a la muerte” de Knud Romer, un autor danés, nacido en 1960, que estudió en Copenhague literatura comparada, y que ha publicado ensayos, realizado guiones (incluso actuó en la película “Los Idiotas” de su compatriota Lars Von Trier) y cuya primera novela, esta, ha traspasado fronteras y abierto debates.

Quien parpadea teme a la muerte, es una novela que denuncia sin denunciar, es decir, expone sin juzgar, la injusticia de los vencedores, Dinamarca, con los vencidos, Alemania. Es la biografía de un niño que nació de una alemana y un danés, y de las vidas de sus abuelos, de su familia próxima, de la historia reciente, para él ya pasada antes de nacer, que le marcó más allá de él mismo. Una herencia injusta.

Nos presenta la vida terrible de sus abuelos maternos y paternos, unas vidas que habrían sido plenas y llenas de éxito, pero que fracasaron estrepitosamente ante circunstancias ajenas a ellos: está el abuelo visionario, que tristemente, se adelantó a sus visiones, no pudiendo realizarlas; la hermosa abuela que perdió su belleza en una explosión y solo le quedaron las lágrimas para seguir adelante. Su padre, danés, que al casarse con su madre, alemana, tuve que ver cómo sus privilegios se iban acotando hasta el mismo ostracismo. Y la madre que por amor, salió de su país, un país en el que había combatido activamente contra el nazismo, ese del que la van a acusar simplemente por ser alemana, con el desprecio eterno del pueblo donde se instaló y donde creció el niño que nos cuenta, lo que al ir creciendo, observa, aprende, escucha y repudia. Un pueblo tan pequeño que si no tienes cuidado, puedes salirte de él antes de entrar y donde transcurrió una infancia llena de odio por parte de los niños que le acosan, de la gente que les marca distancias, de los abusos de unos vencederos que no quieren mirar más allá de su odio, y donde no tiene más remedio que crecer en una familia aislada, que hace todo lo posible por pretender que no sucede nada, creando un espejismo de tres, que él, por amor a la madre, ayuda a fomentar.

A lo largo del libro, con una narrativa sencilla, hermosa y muchas veces emocionante, vamos creciendo con ese niño que ve y sufre una realidad que ha de esconder cada vez en casa, que toma consciencia de quién es por quiénes fueron sus abuelos, sus padres y el trocito de Historia que hubieron de vivir. Nos muestra las debilidades y grandezas de unas gentes que quedaron sin futuro a pesar de los esfuerzos por seguir adelante.

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