sábado, 8 de octubre de 2011

Ternura y hambruna

Este Fragmento lo llevé al acto del 24 de septiembre pasado: 100.000 poetas para el cambio, donde se leían simultáneamente en más de cuarenta países, los textos de cada uno de los escritores invitados. Lo vuelvo a editar aquí, porque me lo han pedido, para no buscarlo entre los días y no perderse en el tiempo.

Gracias por leerlo de nuevo.

Ternura y hambruna

Una de las cosas más terribles y tiernas de las que me he enterado hoy, como podía haberme enterado ayer o nunca, es un recurso de madre en tierras pobres, y de hambre, aunque más que de hambre, de hambruna.
El ingenio se agudiza cuando lo básico escasea, siempre. Los resultados pueden ser peligrosos, risibles, válidos, brillantes, pero éste en especial, me pareció de una ternura tristísima.
La madre pone a los pequeños sentaditos alrededor de un fuego, en el fuego coloca un puchero, lo llena con agua, y lo va removiendo con la cuchara de palo, rato y rato y rato, y les cuenta lo buena que va a ser esa sopa, y les enumera lo que echará en ella, y sigue moviendo la cuchara y los niños hambrientos siguen sus evoluciones, calentitos por el fuego, arrullados por la voz de la madre, dulce, envolvente, hipnótica... hasta que se duermen, y ya en los sueños, ella quita la olla y al despertar los niños están contentos porque soñaron que habían comido.


Sí, es un truco tierno, emocionante, terrible...

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