martes, 11 de octubre de 2011

Sexta dimensión

Muchas veces me ha sucedido creer ver entre la gente personas conocidas, eso es normal, pero lo extraño es que pienso que es mi amiga pero de cuando nos conocimos en la infancia; veo a esa niña que fue, y hasta la saludaría, antes de que el sentido común me frene; es imposible que sea ella, ha crecido, ya no es así.
O a veces también me engaño con personas que ya no respiran o lo hacen en ciudades disitintas, aunque aún así suceden casualidades como sí ver entre el gentío a una conocida en una ciudad lejana para ambas; ninguna de las dos paseaba por su ciudad. Y sí era ella.
Eso solo hace que se ratifique la idea de que a lo mejor, también esa niña es quien fue, o esa figura que anda igual que aquel que murió, sí lo sea. Que sean espejismos vivos y reales, de apenas unos segundos que mi retina y mi recuerdo materializan. ¿Por qué no? Todo puede ser. Los sentidos nos engañan durante unos segundos, justos los necesarios para que la realidad venga a imponerse, mientras tanto, cualquier cosa es posible.
Menos mal que tenemos esa sexta dimensión, la que existe en ese espacio de tiempo entre la realidad y la imaginación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario