miércoles, 9 de mayo de 2012

Miradas

Miramos, pero pocas veces vemos porque estamos demasiado pendientes de entenderlo. Nuestra manera de acercarnos a las cosas es experimentándolas, de bebés tocándolo todo y ya desde niños mirando, observando, atentos y curiosos a lo que nos rodea. 
Pero esa mirada tiene defectos; es nuestra, por lo tanto la interpretamos a nuestro modo, nos perdemos los matices, los colores, lo que no encaja con lo que creemos: está sesgada. 
Pero no tenemos otro modo de aprender, la curiosidad solo se sacia atendiendo a lo que tenemos delante. Lo que podemos hacer es educarla, mirar siempre sin prejuicios, mirar más allá de lo que vemos, mirar lo de siempre como si fuera nuevo. 
Con la mirada también aprendemos a conocer, a conocernos;  los ojos chocan contra los ojos de aquellos con quienes nos encontramos por primera vez, y desde ese escrutinio, cada partícula de luz recogida, nos sacude, mientras lo interpretamos; la mirada mutua se convierte en información, y aunque sesgada, esa primera vez suele ser bastante certera; aún no tenemos más datos y la intuición, esa manera de aprehender el mundo, nos asiste. Luego ya si volvemos a encontrarnos con esas pupilas, rellenamos con vivencias los huecos y domesticamos esa primera impresión. Ahí la mirada no estará sola. Ya no será la única que nos muestre lo que vemos, lo que queremos ver o lo que nos negamos a mirar de nuevo.
Vemos mejor que miramos aunque a veces, prefiramos cegarnos y nuestra mirada se oculte entre lo que en realidad no queremos ver.

2 comentarios:

  1. Las ganas de entender algo, o de creer en algo, a veces nos ciegan más que cuando tratamos de hacerlo "friamente". Y es que al tratar de entender algo suelen entran en juego las creencias, emociones, sentimientos, actituces, debilidades, carácteres, lo sesgado, efectivamente, y dependiendo de lo que nuestros ojos tengan dentro así será la proyección o el alcance hacía fuera, están como miopes para determinadas cosas, pero supongo que la clave está en esa eduación y en las sacudidas de la vida, en experimentar esas sacudidas.
    Creo que a todos nos llega un momento, más pronto o más tarde en que entendemos siempre la verdad aunque prefiramos ocultarla, por eso a veces hacemos callar a la intuición, que es clara, que no se equivoca casi nunca, pero nos dejamos llevar por otras cosas, quizá es terquedad de lo que esas cosas prometen o queremos y creemos que prometan, aunque intuyamos que por ahí no, que no es el momento, que no es cristalino, que no llegarán esas cosas, porque vemos pero a veces preferimos no mirar el por qué de esto queda en cada uno pero apuesto a que tiene que ver con miedos, dolores y esperanzas, y que dependiendo de que "material" este hecho cada cual así será su por qué, y quizás, dependiendo de lo honestos que seamos con nosotros mismos seamos los más incapacitados para responder a nuestro propio por qué, o los mejores, otra vez depende de que queramos mirar lo que vemos de forma a veces ineludible.
    Gracias Eva!!!

    ResponderEliminar
  2. mirar no lleva implícito ver, pero sin ver las miradas son opacas y fútiles... miremos entonces desde fuera a adentro. besos

    ResponderEliminar