martes, 31 de agosto de 2010

Malas rachas

Lleva siendo una época un tanto extraña; no van bien las cosas, más allá de la crisis material, hay una crisis espiritual que arrasa.
Veo a mi alrededor nubes negras, tormentas que alejan, con sus truenos, esperanzas, ilusiones y que dejan la tierra anegada. Andar por ella es puro barro. Gente muy cercana ha tenido que cambiar por completo su vida diaria para sobrevivir a este caos. Veo como todo se da la vuelta; el talento no sirve, la obra de toda una vida no avala, las expectativas no se cumplen, todo se posterga, está como hibernando, latente, a la espera..., ¿de qué?...
Más de un amigo me ha dicho que la esperanza la tiene guardada, que no le llena lo que hacía, que mira y no ve, que no sabe bien dónde buscar ese brillo que todo lo ilumina.
Es un gran compás de espera que ya lleva mucho tiempo impidiendo que la melodía viva, suene, alegre.
Esperemos, pues, a que las palabras sean más que palabras, a que el tiempo sea algo más que estar esperándolo, a que lo que nos hace sentir vivos, viva de nuevo.

2 comentarios:

  1. La palabra que inicia el último párrafo de tu entrada, salva (de alguna manera) el desencanto que flota entre tus palabras, Eva.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Siempre hay contratiempos pero aun así la esperanza es lo último que debemos perder. Un besazo amiga

    ResponderEliminar