jueves, 2 de septiembre de 2010

Dones y duendes

A pesar de los pesares, creo firmemente, que lo que más nos acerca a estar vivos es hacer aquello que nos llena, que hacemos bien, que nos da esperanzas y disgustos, que nos sigue a lo largo del tiempo, aunque, a veces, lo haga bajo tierra esperando su momento. Sin eso que nos ancle en el día a día, que nos persiga y acompañe, independientemente de los acontecimientos, es más complicado respirar.
Y todos tenemos ese duende, todos hacemos algo mejor que nadie y que nos hace sentir bien al hacerlo.
Esos duendes son escurridizos y están muy malcriados, van a su ritmo, no esperan a nadie ni a nada, se confabulan incluso contra nosotros, pero ahí están, confeccionando zapatos mientras dormimos, para que cuando nos levantemos, tengamos algo por lo que mantenernos despiertos.

2 comentarios:

  1. Un tono algo más positivo, esta vez sí. Sonrío.

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  2. Los duendes desaparecen con la luz y nos dejan a nuestro aire, para que con las equivocaciones del día a día, se justifique su existencia.

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