Los grandes espejismos.
Los hay individuales y colectivos. Visuales y vitales. Los primeros necesitan de condiciones climatológicas concretas y apropiadas para materializarse, como los oasis que flotan sobre el desierto, bajo una sed y un calor extremos; refugios que la mente crea porque el cuerpo los necesita.
También están los que surgen al otear el horizonte, normalmente desde el mar, y se deben a una inversión de las temperaturas. Donde no hay nada, se contemplan castillos, acantilados, islas, ciudades enteras, son las fatas morganas, hermoso nombre.
Los hay individuales y colectivos. Visuales y vitales. Los primeros necesitan de condiciones climatológicas concretas y apropiadas para materializarse, como los oasis que flotan sobre el desierto, bajo una sed y un calor extremos; refugios que la mente crea porque el cuerpo los necesita.
También están los que surgen al otear el horizonte, normalmente desde el mar, y se deben a una inversión de las temperaturas. Donde no hay nada, se contemplan castillos, acantilados, islas, ciudades enteras, son las fatas morganas, hermoso nombre.
Los
espejismos colectivos suelen darse cuando muchos, a la vez, llegan a
proclamar por sugestión, que son testigos de lo que no existe, añadiendo
detalles entre todos para ayudar a creérselo.
Mientras sean ilusiones ópticas, todo va bien, es una experiencia inquietante, cierto, pero bella. Un arco iris mismo, un halo luminoso rodeando la luna, una figura que no está donde se vio. Todos hemos experimentando un tipo u otro de engaño visual.
Mientras sean ilusiones ópticas, todo va bien, es una experiencia inquietante, cierto, pero bella. Un arco iris mismo, un halo luminoso rodeando la luna, una figura que no está donde se vio. Todos hemos experimentando un tipo u otro de engaño visual.
Lo peor de los espejismos es cuando dejan
de ser una imagen, más o menos onírica, más o menos etérea, y pasan a
ser una actitud vital, es decir, cuando lo que vemos no es lo que hay,
sino una realidad basada en luz, humedad, contrastes y aire. Se pueden
crear entre dos y vivir bajo ese hechizo tan a gusto incluso, hasta que
un cambio vital venga a romper la pompa de jabón que con tanto cuidado
han ido manteniendo, yéndose todo al traste.
Si el espejismo es
sólo de uno, es más difícil de derrumbar, ya que no hay nadie más tenaz
en el arte del engaño que el que lo creó, pero aún así, finalmente
estallará.
Los espejismos colectivos son más serios, ya que
pueden pasar de ilusión a convicción, y ya en ella, lo que se mire,
puede estar tan distorsionado, puede modificar tanto el comportamiento
individual, que se diluya entre la totalidad de las acciones.
Si lo que se cree es positivo, todo va bien, al menos, hasta que se deshaga la ilusión, pero si lo colectivamente aceptado es una aberración, el mundo puede llegar a temblar, como sabemos que lo hizo, que lo hace, que lo hará.
Romper ese espejismo es más costoso, pero una vez en el suelo, nadie nunca dirá que vio esa fata morgana, esa vida ideal, esa ideología equivocada. Nadie. Sólo eran espejismos.
Si lo que se cree es positivo, todo va bien, al menos, hasta que se deshaga la ilusión, pero si lo colectivamente aceptado es una aberración, el mundo puede llegar a temblar, como sabemos que lo hizo, que lo hace, que lo hará.
Romper ese espejismo es más costoso, pero una vez en el suelo, nadie nunca dirá que vio esa fata morgana, esa vida ideal, esa ideología equivocada. Nadie. Sólo eran espejismos.
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