jueves, 3 de junio de 2010

Las pequeñas cosas

De entre todos los pequeños y grandes placeres de la vida, uno que destaco, es el de compartir palabras con un buen amigo -amiga-, qué maravilloso poder perderse por las bellas historias que se intercambian, en no mirar el reloj porque el tiempo se detiene, enredarse en ellas..., ¿hay algo más grande, más vivo y mágico?..., no muchas cosas lo superan.
Tengo un amigo en especial con el que las horas se convierten en vivencias, con quien se habla de todo, de lo humano y lo divino, y al que admiro mucho. Siempre regreso renovada y llena de sus imágenes; historias maravillosas que ya se quedan conmigo, paisajes no vistos que son como si conociera de siempre. Esas palabras dichas y oídas, me acompañan al lo largo del día y sé que nunca se alejarán de mí.
Es muy difícil encontrar esa sintonía donde, lo que se cuenta, siempre sacie, lo normal es toparte, de cuando en cuando, con momentitos lindos compartidos, así que considero un lujo ese torrente fresco y renovador que se crea, de, y por las palabras.
Entre los pequeños milagros cotidianos, ése es el que más agradezco: palabras vivas que surgen del mismo centro de las almas.
Gracias por ellas, por todas y cada una de esas conversaciones, a ti, a todos.

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