jueves, 17 de junio de 2010

Lejos

Que raro se hace mirar atrás y ver lo lejano que se está de un pasado que en su día fue presente; ya sea en una persona que ahora nada tiene ver contigo, a pesar de lo significativa que fue, ya sean lugares que aún conocidos, te son extraños, ajenos, más aún que si no los hubieras pisado nunca.

Pasear por esas calles y espacios por donde ya paseaste, es como caminar por aceras tristes, cielos melancólicos; miras y comparas, consciente de que tus ojos, no son los mismos, al igual que tampoco lo es ese rincón, esa plazeta, esa fuente.
Pero lo más doloroso es reencontrarse con quienes fueron cercanos, y constatar que ya no lo son, ya no lo es.
Y ahí están esos mismos barrios diferentes, esas mismas gentes cambiadas, y con tristeza infinita, esa misma persona que no evolucionó, que se mantiene atrapada en sus redes tendidas por ella misma, en un intento fallido de creer que así es cómo se vive; anclado en el tiempo, inamovible, reacia a cualquier esfuerzo de cambio.
Y ese miedo a mirar le impidió ver.
Qué lejos, qué lejos.

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