viernes, 4 de septiembre de 2009

El verano

El verano es una época extraña, uno suele cambiar la rutina de los días; la hora de levantarse y acostarse, la de comer y los alimentos, y en general, todo. El trabajo se aparca, los días son más largos, los niños están de vacaciones y nada funciona al ritmo anterior; te haces a la idea de que no llegará el encargo, de que no te repararán el coche porque no enviarán esa pieza que falta a tiempo, y ante tanta ineficiencia nadie protesta ni pone demasiada mala cara, porque ya se sabe: estamos en verano.

No sé hasta que punto es disculpable que medio país se paralice por culpa del otro medio que ha cogido vacaciones, es como lo del almuerzo: da igual a la hora que te persones en donde sea y por quién preguntes; invariablemente estará almorzando. Y encima, a pesar del enfado y del retraso consiguiente que tendrá como resultado el desbaratar el horario del resto del día, no nos asombramos lo suficiente, has de ir con un amigo extranjero para que te abra los ojos a una situación que él dictamina como de escándalo, y tú, medio avergonzado medio defensor del sistema, no se te ocurre otra cosa para disculpar el asunto que quitarle hierro: "Aquí, esto es normal", y lo distraes llevándotelo al siguiente trámite del día,que con suerte ya habrán acabado con el café.

Otra cosa que nos hacen ver los que no viven aquí, es la falta absoluta de puntualidad. Es difícil, a pesar de que los que acordaron la cita, dejaron bien claro a qué hora y en qué sitio coincidir, y que se preocuparon mucho de que quedara claro para el resto de los asistentes, que así sea: cierto es que lo del sito se suele respetar, pero lo de la hora ya es otro cantar.

Las vacaciones ya se han terminado para casi todos, pero como si no, ya que todavía hay que esperar a que se ajusten las cosas: septiembre también es un mes muerto, inutilizable, porque hay que entenderlo; el personal acaba de incorporarse y necesitan un tiempo para acoplar horarios, novedades y demás. Eso sí, la hora del almuerzo es la misma, los encargos tardan o llegan mal y la puntualidad no tiene hora, en eso es igual a cuando se trabaja; un mes de tantos.




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