lunes, 7 de septiembre de 2009

Normas

A veces, vamos viviendo sin darnos cuenta ni de que vivimos.
Estamos demasiado ocupados en la vida; que si hay que hacer esto, conseguir aquello, realizar lo de más allá, tareas ya dispuestas para nosotros mucho antes, incluso, de que nos asomáramos a la existencia. Hay modos de comportamiento en cada época y país, preparados para cada uno de nosotros; nos esperan desde que abrimos los ojos en la cuna o el capazo o en la manta. Da igual donde los abramos, nos están esperando.

Y los asumimos, vamos aprendiendo a convivir con ellos; los modales, los gustos, los estudios, trabajos, relaciones personales..., todo se va entremezclando con nuestra manera de ver las cosas, y si no nos damos cuenta, ni reparamos que nos han vivido la vida; hacemos lo que se espera que hagamos, lo que creemos que hemos de hacer. Vivimos sin darnos cuenta de que ni vivimos.

Pero hay momentos de lucidez en los que paramos, son disonancias que chirrían por dentro, algo no encaja. Queremos entender que es externo y nos afanamos en cambiarlo, cada uno según su alcance; coche nuevo, televisión más grande, otras compañías, nuevas rutas, trabajos, ocio y logramos engañarnos otro tiempo. La vida aprendida viene a ocuparnos otra vez. La rutina de los días, las obligaciones, las devociones, esas tareas que nos vemos obligados a realizar, vuelve a eclipsarnos nuestra esencia.

Cada día trae sus tareas y cada año sus evoluciones, vamos viviendo a través de los días, de los años, miramos atrás y vemos lo hecho, lo que estamos haciendo, lo que haremos. ¿Vivimos? ¿Dónde está ese momento blanco, sin nada, limpio, nuestro, que nadie nos ha impuesto?¿Dónde?
Estar, está. Cada uno ha de encontrarlo más allá de los momentos que parecen llenos, plenos, cotidianos y consensuados. Nuestra esencia es justo la que nadie comparte ni ve, la que nos da la energía necesaria para ser nosotros y no ellos, yo y no tú. Lo que nos distingue y nos unifica con los demás, haciéndonos repetidamente únicos.

1 comentario:

  1. Sí, cada uno de nosotros debe encontrar su esencia, pero ¡cuán difícil es hacerlo¡

    ResponderEliminar