viernes, 11 de septiembre de 2009

Opciones

Quién no se ha visto ante la impotencia de tener que elegir, digo impotencia, aunque parezca un contrasentido, porque al optar por un camino, invariablemente, no cogemos los demás: sólo se puede con uno a la vez. Eso no es libertad ni es nada, es una encerrona continua ya que se ha de estar eligiendo sin parar; a qué hora levantarse, qué ropa ponerse, qué hacer primero, si miramos lo nimio; qué trabajo escoger, con quién compartir tu tiempo, si vamos a lo más importante. Pero el hecho es que si se coge algo, inmediatamente se suelta lo contrario. Y es eso lo que nos va acotando, perfilando, creando las vivencias que darán paso a la memoria, a nuestro yo en suma.

Cuántas veces nos hemos quedado pensando qué habría sucedido si hubiéramos hecho lo que no hicimos, si la opción que no tomamos nos habría encaminado a donde ahora no estamos y deseamos ir, echándola falsamente de menos, porque no es parte de nuestros recuerdos, está en otro apartado, en el de los sueños, en el de las probabilidades; las que están a salvo de la realidad, de las opciones.
En más de una ocasión, nos lamentamos ociosamente por no haber hecho lo que otros sí; nos traen sus vivencias, las que no cogimos, y las comparamos con lo que nos pasó por rechazarlas, repudiando la elección ya imposible de recuperar: no fuimos. No hay vuelta de hoja. Eso sí, a veces, lo que nos traen del camino abandonado, nos ratifica en el nuestro, y uno se alegra momentáneamente del buen tino. Pero solemos desear lo que no tenemos, vivir como algo grande lo que no vivimos y sentirnos torpes y fracasados en nuestras elecciones.

Hasta que le pillamos el truco, y asumimos que no hay segunda oportunidad ni el tiempo regresa para poder reutilizarlo desde el principio una y otra vez. Hasta que nos va gustando nuestro yo, nuestras memorias andadas, nuestras opciones equivocadas.

Y para ayudarnos a comprender que no tenemos más que una sola vida, de un solo carril, siempre estarán los sueños, las probabilidades infinitas que nos ayudan a montar la ilusión de la no-elección cerrada, los que nos consuelan a cada traspié, los que nos cantan suavito para animar los errores y nos sitúan con ganas renovadas en el siguiente cruce de caminos.

2 comentarios:

  1. Eva:

    Muy buen texto. Las (e)lecciones nos dan lecciones para optar mejor en nuestras próximas elecciones, que se producen a cada momento, consciente o inconscientemente. ¡Adelante!

    Julián Chappa

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  2. Todos los caminos llevan a Roma. Da igual el que elijas, pero, eso sí, tienes que saber qué es Roma.

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