Cuántas veces hemos querido adelantar el tiempo para que pase o llegue un acontecimiento odiado o deseado. Cuántas veces habríamos querido asomarnos tiempo arriba, atisbando por una esquina para comprobar que seríamos, qué pasaría, cómo sería nuestra vida...
Las dudas se disiparían si tuviéramos la certeza de los resultados, los mismos por los que estamos luchando ahora a ciegas; puede que no surgiera la desmoralización, que al ver el final, no cejáramos en el empeño, ése que cuesta tanto de levantar cada día, que le gusta tumbarnos, haciéndonos dudar de si hemos de tirar por aquí o por allá o si simplemente, tendríamos que dejarlo, abandonar por saber que estamos bien errados.
Sí, es una posibilidad.
Pero también, saber el futuro, podría acarrear el efecto contrario; al creer que lo tenemos bien cogido, un giro vital inesperado, haría que se escapese, dejándonos sin nada, como le sucedió a McBeth, que creía tener su reino seguro, ya que los bosques no andan, e inmortal, porque todos los hombres nacen de mujer, sin entender, hasta que ya fue inútil, que los oráculos mienten con la verdad, y que nuestra verdad es, sólo, lo que hacemos de ella.
Las dudas se disiparían si tuviéramos la certeza de los resultados, los mismos por los que estamos luchando ahora a ciegas; puede que no surgiera la desmoralización, que al ver el final, no cejáramos en el empeño, ése que cuesta tanto de levantar cada día, que le gusta tumbarnos, haciéndonos dudar de si hemos de tirar por aquí o por allá o si simplemente, tendríamos que dejarlo, abandonar por saber que estamos bien errados.
Sí, es una posibilidad.
Pero también, saber el futuro, podría acarrear el efecto contrario; al creer que lo tenemos bien cogido, un giro vital inesperado, haría que se escapese, dejándonos sin nada, como le sucedió a McBeth, que creía tener su reino seguro, ya que los bosques no andan, e inmortal, porque todos los hombres nacen de mujer, sin entender, hasta que ya fue inútil, que los oráculos mienten con la verdad, y que nuestra verdad es, sólo, lo que hacemos de ella.
muchas gracias, reina. aunque en macbeth... las brujas vaticinaron su futuro y lo espolearon. no es que tuviera el reino seguro, sino que se lo peleó para ir medrando y terminó matando a todo bicho viviente para acelerar el proceso... a eso me refería con lo de la honestidad (cuando hablábamos antes) y aunque mi ambición era muy la de la lady nunca llegué a mancharme las manos de sangre ni a hacer nada malo por conseguirlo. quizá por eso me quede en el camino. no sé si es mejor conocer el futuro o no conocerlo, eso me da igual. lo único que me gustaría es saber qué camino escoger. conoces el poema de robert frost?
ResponderEliminarClaro, al menos tú nunca te dejarás espolear por ninguna bruja, y sí, tus manos nunca necesitarán del mar para limpiarse...
ResponderEliminarbesos, sí, conozco ese poema
Pues a mi lo que me mola es llegar a este punto, ver los errores cometidos y entonces la posibilidad de retorceder y volver a este punto. Entonces ver dónde he vuelto a equivocarme y volver a retroceder y así sucesivamente. JAJAJAJA.
ResponderEliminarEnsayo y error se llama, y además, funciona, besos, querida Lola
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