miércoles, 8 de septiembre de 2010

Responsabilidad

Hay recuerdos difíciles de extinguir, fantasmas que se niegan a descansar en paz, invocaciones fastidiosas que vienen a empañar momentos. Sí, hay instantes eternos. Y son buenos, si los podemos dominar.
Los que no pueden, viven en un infierno que les impide adquirir nuevos recuerdos: se anclan en un pasado, en un tiempo que ya no es, y ahí quedan atrapados, en su crisálida fosilizada. No se puede vivir hacia atrás.
Una vez escuché decir que pasase lo que pasase a partir de una fecha, le daba igual lo que fuera, porque ya tenía recuerdos de lo que puede ser, de lo que fue. No comparto lo que oí al azar, no me conformo respirando de lo vivido; no es posible, a ninguna edad, conformarse con lo que fue, se puede llegar a desmenuzarlo, desvirtuarlo, inventarlo. Qué patético soñar lo que nunca sucedió, acoplar la vida en torno a ese calor frío, a esos recuerdos adulterados, inmovilistas.
Vivir nos da recuerdos, es inevitable, pero usarlos bien o mal, es sólo nuestra responsabilidad.

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