sábado, 9 de octubre de 2010

Depende

Cuántas veces se tiene la sensación de irrealidad, de que ésto de respirar es surrealista, como poco.
Si miras atentamente lo que te rodea, y si te ubicas tú en el centro, pierde el poco sentido que tiene, como cuando gastamos el significado de las palabras a base de repetirlas machaconamente.
Pues con la realidad igual, si nos sentamos en medio de nuestra vida y la miramos con lupa, es de risa. Sucesos concatenados, unidos, simplemente, por nuestra consciencia, que encima los filtra y desajusta, los aleja de una supuesta realidad objetiva, devolviéndonoslos como queremos verlos.
Hay épocas donde los sueños se confunden con la vigilia, se entremezclan en los recuerdos y soñar y estar despierto, es la misma cosa. A todos nos ocurre esto cada día, unas décimas de segundo, cierto, pero en ese espacio lo real y lo onírico se yuxtaponen.
La realidad es susceptible al cambio. Se puede recorren una calle habitual sorprendiéndonos de cada esquina y pasear por una desconocida sin fijarnos en ella para nada.
La realidad la ponemos nosotros. Lo que nos sucede no es lo que somos, somos el modo de entenderlo.

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