miércoles, 13 de octubre de 2010

Mezclas

Un olor, un color, una frase al azar, un objeto de cualquier tipo y de repente, todo un fragmento del pasado más lejano se te presenta cercano, vívido, reciente. Días infantiles, momentos olvidados, vivencias que habían permanecido ocultas, entre telarañas, te sorprenden con una claridad que difícilmente tenía hace apenas unos segundos; cómo algo tan real que casi toco, que estoy oliendo, estaba tan profundamente enterrado en mí, tanto que si no llega a ser por ese anzuelo anecdótico que me lo trajo, seguiría ahí abajo, en las profundidades de la memoria.
Y es que es más fácil recuperar algo, que recordarlo. No podríamos haber revivido la escena sin ese enganche que nos lo sacó del abismo.
Somos selectivos, recordamos lo que necesitamos, pero dentro, muy adentro, está todo lo que fuimos, esperando con paciencia las imagenes de lo que ahora somos para ser lo que seremos y aún no recordamos, pero haremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario