sábado, 30 de octubre de 2010

Almas

Trabajo con almas, ya sea escribiéndolas, ya sea escuchándolas, reflejándolas en espejos para que se vean y sepan encontrar ese camino que perdieron o cosiéndolas a las hojas con palabras para que al leerlas, vivan en quien las lee.
Y es hermoso, creo que es lo más hermoso que hay, ver esa parte, ese fondo que está en nosotros y que pocas veces, como dije, surge.
Ver el fondo de esos pozos, iluminarlos para que solos brillen, es una de las cosas que vale la pena mirar.
No suelo enterarme de si mis almas escritas llegan a buen puerto --y es bueno, ya que hay muchos libros cuyos dueños no conozco y he podido hablarles a través de ellas--y a las que veo, tampoco es fácil. El tiempo es quien suele acercarme sus logros, y siempre que les va bien, me alegra.
Pero hace poco sí pude escuchar un elogio, uno que me gustó mucho: "Ojalá alguien haga por ti lo que tú has hecho por mí." Me pareció precioso y me sentí, no sola, que es como te quedas al lanzar un libro al mercado, un adiós a alguien, sino muy acompañada por todas mis almas.

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