lunes, 4 de abril de 2011

Sin reloj

Siempre me ha costado distinguir las fechas, me muevo por el calendario sin fijarme, desde siempre. Quienes me conocen no se extrañan que les pregunte qué día es, o qué mes, incluso qué año. Para mí es un continuo, no veo separación entre los días, ni entre las horas; solo estoy ahí.
Tengo la agenda clara, trabajo cuando toca, termino los proyectos, cuando estoy sola, no me pauto para comer, no miro el reloj; no me interesa. Dejé de llevarlo hace años. El tiempo no lo contabilizo. Y claro, nunca sé en qué momento estoy moviéndome.
Pero me siento más libre. Los días, a veces, se me pasan como semanas, hoy mismo, sé que lo empecé de lunes, pero a mitad de la tarde, saliendo del libro que estaba leyendo, estaba convencida de que era sábado, intenté recordar la semana, pero no pude. Normal, aún no ha sucedido.
A ver qué tal sale, a ver si supera esa semana fantasma que en unos segundos, me vino a la mente, cuando le pedí las cuentas.

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