martes, 15 de septiembre de 2009

Sueños

“Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”
Frase inmortal donde las haya que nos remueve por dentro, junto con muchas otras, que un día, distintos autores soñaron y atraviesan nuestra realidad.
La vida de Segismundo, allá abajo, lejos de su realidad usurpada por el miedo del padre, es apacible por su ignorancia, sólo al mostrarle lo que era suyo, es cuando anhela y se rebela contra las cadenas. No saber qué hay más allá conforma y da una sensación de paz bovina y tranquila.

Pero cuando por circunstancias, quizá menos dramáticas que las del príncipe preso, avistamos que el sueño en el que estamos sumidos no es tal, que sólo estábamos aletargados, empezamos un camino sin retorno.

Qué fácil sería cerrar los ojos y seguir soñando, pero algo lo impide; ese otro sueño soñado. Como Pip, en Las grandes Esperanzas, que desea con todas sus fuerzas conformarse con su irrecuperable sueño de herrero, imposible después de encontrarse con Estella. No pudo, no se puede. Una vez visto el salón lujoso, súbditos a tus pies, niñas hermosas y altivas, sólo se vive para alcanzar lo que no estaba antes delante de ti.

La curiosidad humana, el ansia de tocar los sueños entrevistos, el lograrlo o morir en el intento es el motor que creó, y crea, frases inmortales, imágenes veneradas, obras maestras, pero también, vidas más plenas, relaciones más sinceras, rutinas menos monótonas. Los sueños no sólo son sueños, son vidas soñadas que con constancia, dolor y trabajo, se pueden conseguir. Cómo si no, de la nada, de los comienzos más humildes, menos prometedores, han surgido grandes personas, genios, aquellas que dan un giro a lo establecido. Sus sueños, junto con los sueños de quienes les ayudaron a realizarlos, fue la causa, eso y trabajo, dolor y constancia.

Muchos se quedaron por el camino, quizá deseando no haber soñado, puede que felices por, al menos, haber luchado. Son sólo sueños, pero qué vida ofrecen.
Lo más importante, por si los sueños son algo más que impulsos eléctricos del cerebro, o deseos inconscientes para sobrevivir al día a día, es con qué soñamos, ya que pueden dejar de ser sueños, sólo sueños, y convertirse en realidad. Nuestra realidad soñada.

1 comentario:

  1. En ocasiones, rozamos con la yema de los dedos, uno de esos sueños, "el sueño", al tiempo que sentimos, que se vuelve a escapar de nuestras manos.

    Entonces, solo nos queda la esperanza en que el empecinamiento por hacerlo realidad, persista.

    ResponderEliminar