miércoles, 27 de octubre de 2010

Tiendecitas

Con las prisas se suele comprar en las grandes superficies y creo que de vez en cuando, hay que pasarse por las pequeñas tiendas del barrio, ajeno o propio, no para comprar cosas prácticas sino para sumergirse en ellas, en sus dueños y su clientela, que suele ser mayor, y escuchar las historias que se cuentan, algunas casi folletines, que van evolucionando de día en día, de barra de pan en barra de pan; te enteras de operaciones, enfermedades, esperanzas humildes y alegrías domésticas. La interacción entre el dueño o dueña y sus parroquianos es entrañable.
Hoy en una pequeña panadería he visto que había un perchero de donde colgaban muchos sacos del pan, de esos de tela a cuadritos con el nombre "pan" bordado con mimo o de ganchillo sobrio, y me pregunté para qué estarían ahí, para venderse, quizá, pero no, son los sacos de pan de las clientas que los dejan y así el panadero los llena del pan recién horneado y ellas, a la vuelta de las otras compras, tienen sus barras calentitas y mimadas. No sé por qué me vino a la mente una guardería de panecillos.
Una señora mayor vino a por su saco, y mientras pagaba le contaba su última entrega familiar y el panadero le hablaba sobre Rusia y lo cara que estaba la harina, y los dos, satisfechos de la conversación y la transacción, se despidieron hasta mañana.

1 comentario:

  1. como las tiendas pequeñas no hay nada te atienden personalmente hay un tu a tu muy agradable a diferencia de las gra ndes superficies que mas de una vez he dejado alguna cosa por no saber el precio . Esta claro el calor humano es fundamental y las personas mayores lo saben un fuerte abrazo .

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