miércoles, 27 de julio de 2011

Engaños

Los sentidos nos engañan continuamente, y les ayudamos interpretándolos a nuestro gusto, seguro que el cerebro procesa bien la información recibida, pero nosotros, esa esencia aún no definida que va independiente de lo puramente fisiológico, nos traiciona.
Es espectacular cuando de un mismo hecho, cada uno de los testigos presenciales, da una versión bastante diferente de lo mismo.
O que lo que creemos a ciencia cierta, lo que juraríamos ante cualquiera que es así, y no de otra manera porque lo vimos, o leímos, o escuchamos, no lo es, que si lo contrastásemos con la fuente original, no tendría nada que ver.
Cuántas veces hemos constatado con escepticismo una falacia involuntaria, y vemos un tanto atónitos -porque somos nosotros mismos quienes lo estamos comprobando, que si no seguiríamos escépticos-, que no era eso que afirmábamos con rotundidad, sino aquello otro que negábamos taxativos, como que en esa comida sí estuvo menganito, y que si no fuera por la foto en la que se nos ve sonrientes a su lado, seguiríamos jurando su ausencia, llegando a pensar, incluso durante unos segundos, que alguien trucó la foto para embromarnos. Todo menos quitarnos fiabilidad, una imposible de darse cuando se trata de recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario