domingo, 10 de julio de 2011

Pactos con el tiempo

No se puede estar en más de un sitio a la vez, es algo que siempre me ha exasperado, que nos limita.
Si estás paseando por una avenida, tranquila, con unos buenos amigos, oliendo los pinos y la tierra mojada, no se puede ir camino de la capital mirando el paisaje borroso debido a la velocidad ni mirar desde el cielo esa ciudad elegida, que en pocos minutos, se agrandará para que en vez de contemplarla como una maqueta, puedas recorrerla y admirarla de cerca.
Y si estás tomando un café con una gran amiga, es imposible estar al lado de quien la llama para indagar sobre la tardanza y hablar también con él.
No estar presente en un concierto al que tenías muchas ganas de asistir porque es incompatible con escuchar el canto de los grillos mirando las estrellas, y esa media luna perfecta, a cientos de kilómetros del asiento en primera fila que deseabas ocupar.
La noche es solo una, las opciones innumerables, las posiblidades limitadas, los deseos infinitos; la vida es una tirana, que no nos permite vivir un mismo momento varias veces. La elección es un pacto sellado con ella.

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