domingo, 20 de febrero de 2011

Elegir

La de veces que hay que elegir, la de cosas que no podemos hacer porque estamos haciendo otras.
Qué desperdicio ser incapaces de utilizar solo una vez el tiempo. Y no vale argumentar que en otros mundos paralelos se está optando por lo que desde este universo no se pudo, y no vale, porque no somos conscientes de las vivencias de esas múltiples elecciones.
Es algo que siempre me ha superado, estar en un lugar, hacer algo, implica, inmediatamente, dejar de hacer otras, sí, en plural; solo una cosa irrepetible en cada minuto irreversible. Eso es, como poco, una maldición. Puede que haya sido eso lo que se nos arrebató al expulsarnos del Edén, cuando se probó del fruto prohibido se nos quitó la posibilidad de realizarlo todo al mismo tiempo, quizá, la sabiduría con la que la serpiente tentó era eso: elegir, ser consecuentes con los errores cometidos, sin segunda oportunidad, limitados por lo tanto, y solo sabios si aprendemos de las experiencias, de las que se dan a veces por haber optado y otras, precisamente, porque hicimos justo lo que no debíamos hacer, sin el don de revivirlo.

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