jueves, 8 de julio de 2010

Es igual de verde aquí que allí

Cada uno intenta moverse como puede, sobrevivir a las horas, respirar a su aire. Creo que en el fondo, nos envidiamos unos a otros, miramos con ojos codiciosos esas otras vidas que se nos presentan, y no podemos evitar un sentimiento de insatisfacción cuando revisamos las nuestras propias, a las que vemos casi con desprecio, cosa normal, porque convivimos con ellas, y lo habitual pierde, por desgracia, el misterio.
Soñamos con lo que no tenemos y tienen otros, suspiramos por los movimientos ajenos, y ninguneamos los propios; eso nos sucede a todos, sólo varía el grado en el que lo llevamos a cuestas; porque quién está libre de tirar la primera piedra y decir en alto que no, que él o ella, nunca ha deseado ser otro, vivir de modo diferente, envidiar la yerba más verde del otro lado..., no veo piedras caer.
No, la insatisfacción es connatural al ser humano, el ver la fachada linda, por no vivir en la casa, también.
Pero hay que saber que nosotros mismos, los que a veces, nos cansamos de nuestra vida sosa, lenta, aburrida, inútil, también somos objeto de las envidias ajenas.
Nos envidiamos unos a otros, pensando en que "ellos" no pasan por donde nosotros; y claro que pasan; todos padecemos lo mismo: insatisfacción.
La vida nos pilla a todos, hagamos lo que hagamos, a partir de ahí, verás que verde es la propia yerba; qué bien se está siendo uno en su césped.

No hay comentarios:

Publicar un comentario