miércoles, 28 de julio de 2010

Seguir

Dicen que el alma está atrapada en el cuerpo. Pues digo que también podría ser al revés, que sea el alma la que atrape al cuerpo, que sea ella la que lo engañe para seguir aquí, viviendo a través de él, que le haga pensar que ha de seguir adelante, que ha de resistir un día más, un año más, un fracaso más.
No sé por qué ha de ser exclusivo del alma el ansía de trascender. Se la ha pintado como espiritual, noble, firme... y a lo mejor es todo lo contrario, es un aliento que engaña al cuerpo para que siga al pie del cañón, más allá de toda duda razonable, contra todo pronóstico, en las circunstancias más extremas.
También puede que no sean dos cosas distintas, sino la misma y que se confabulen para tirar hacia adelante, a pesar de la lógica.
O puede que esa sea la lógica; seguir, y que ni alma ni cuerpo tengan nada que ver en ese instinto de supervivencia, aunque lo dudo, algo hay que reclama el esfuerzo de seguir en pie.

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